¿Cuánto Cuesta La Amabilidad?

Por: Psic. Ricardo A. Jáuregui Luna.- Miembro del Instituto de Investigaciones Psicosociales Nocenyeliz A.C.

“El árbol no niega su sombra ni al leñador”.
Proverbio Hindú

En estos tiempos de tanta violencia, agresión y odio nos vemos rodeados de bastantes incongruencias,  tantas  que ya ni recordamos lo que significan las palabras. Este es el caso de la palabra amable, que significa “digno de ser amado” y está relacionada con la cortesía, con el buen trato que se da a la persona cuando compra algún bien o un servicio o cuando realiza algún trámite en la ventanilla de una oficina pública o un banco. Sin embargo, fuera de estos contextos, donde la amabilidad y la cortesía son un requisito del servicio al cliente, la práctica de este valor se torna difícil en la vida cotidiana.

Es común ver a tantas madres y padres de familia que piensan que la mejor forma de educar a los hijos es siendo estrictos y disciplinar a base de gritos, insultos y golpes. El trato poco amable hacia los hijos, puede llevar fácilmente al maltrato físico y emocional que tanto socava el autoconcepto y la autoestima de los hijos. Otra escena cotidiana es la comunicación poco amable que se da entre esposos de varios años de casados que ya por costumbre se gritan o se insultan. También entre hermanos, el trato grosero y altisonante, puede volverse un estereotipo cobijado en la intimidad de la familia y sin embargo ocultar rencores y resentimientos por tantos años.

El ser amable va mas allá de un simple “le ayudo”. Es un potente motor impulsado por un sentimiento puro, sincero y veraz que no busca sacar provecho, ventaja o beneficio de un semejante. La amabilidad va unida a una comunicación fluida, sincera y respetuosa. Es una faceta del amor expresada en deseos de respetar, valorar, considerar a los demás y aceptarlos como son. Es una manera sencilla, delicada y tierna de irradiar amor; es un claro exponente de madurez y grandeza de espíritu que nos integra y acerca cálidamente a los demás.

Debemos preocuparnos por sembrar la amabilidad por doquier, hacerle que germina en terrenos tumultuosos, en climas catastróficos y en condiciones adversas de nuestro presente cotidiano. Hay que empezar por los más cercanos en nuestros hogares, en nuestras comunidades y en nuestros  trabajos. Hemos de cultivarla desde la infancia y mantenerla hasta nuestra vejez, fresca y vivaz, no dejando se marchite ante la insolencia de nuestras palabras y actitudes, regalando en cada nuevo amanecer un simple –¡Buenos días!. -¿Como está?  -¿Cómo amaneció?

Palabras con dulce origen que animan, levantan, consuelan y fortalecen a cualquiera que les escucha; así como el rocío refresca y embellece las plantas marchitas, también nosotros cuando se nos regala una sonrisa, cuando demostramos paz en el semblante, benevolencia en la mirada y sincera expresión de nuestro ser.

Decídase a ser amable, comunique y transmita toda la alegría que alberga  su   corazón, como la dulce fragancia que desprenden las más lindas  flores a los corazones de los demás.

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